lunes, 3 de enero de 2011

Salvador Rodriguez -Artista Plastico

SALVADOR RODRIGUEZ  - ARTISTA PLASTICO

                               Salvador  Rodríguez pertenece por merito propio y más de 20 años de trayectoria, a los mas sólidos valores dentro de la pintura del occidente de México, Premios Becas, Exposiciones Internacionales.-  Europa, América del Norte, Centro y América del Sur.
                               En cuanto a su originalidad comenta:”Al final de cuentas soy parte de esa Urbanidad y es la que me alimenta como artista, me ha tocado nacer y crecer en un barrio con satisfacciones e insatisfacciones  Y en ese tiempo era la orilla de la ciudad, como gran observador, he sido testigo de los cambios inscritos en mi entorno de vida”.
                               La Exposición l “Los Chingados” (1990), fue determinante, dio pauta  para la producción de lo que su obra fuere en un futuro. Los cuadros se transforman en crónicas visuales que se han visto reflejadas en las exposiciones siguientes.
Nos dice en su poema “Ayes del silencio “
.- “El silencio sello  sus labios- Mis labios.
Por las ventanas obscuras se asoma el alma,
mientras se pudren los adentros.
El silencio obscuro-Negro noche
Inundo sus entrañas- Mis Entrañas”.- SR.
                               El peso de noches profundas, de hechos siniestros donde a veces nos confunde la grandeza de esa paz, de lo ilimitado, lo vasto, la inmensidad de los espacios de silencio que se apodera de nosotros. Y es en ella  donde conducimos los deseos y nos perdemos en sus misterios, profunda, inconsciencia donde moran los  “residuos” de la psique arcaica desconocida, de sombras truculentas o caóticas.
                               Las luces, como testigos, porque todo lo que brilla ve, y mientras más estrecho es el hilo de luz, más penetrante la espera. ¡Oh luz en la casa dormida!, lejanas o encerradas, luces vigilantes como ojos sin descanso, velan en el corazón secreto de la noche. Diría Goethe “Ante mí el día, Tras de mí la noche”
                               Su iconografía: carreteras como prolongaciones urbanas, paisajes con alambres, postes, autos, espejos retrovisores con ojos reflejados, faros sobre el pavimento, campos contaminados y alterados son los residuos del monstruo humano devastador, abandonado y olvidado.
                               Y cuando se amalgaman forma y contenido, los elementos cobran significado dando resultados interesantes y  creando situaciones muy particulares en su pintura.
                               Casas recortadas en la noche gris, a veces sin postigos, sin filtrar vida, hablando de lo inmemorial y del recuerdo, una fracción de mundo reconocido, hilo a una historia, así vivimos nuestro espacio de vida, nos enraizamos en un “rincón del mundo” pero es también nuestro primer universo, calles donde no habitamos más que de paso.
                               Paisajes Urbanos donde cohabitan sórdidas realidades, sus figuras a veces proyectadas en el espacio y deterioradas en el tiempo, solitarios, consumidos, alucinados, flotando en su impotencia, atrapados, violentados, impulso instintivo de la pobreza física, moral o espiritual, lo que a su obra impregna de misterio, ausencias, religiosidad, aflicción, dramas complejos, personajes que embriagan la razón del alma y desolación del Ser mismo confrontado con su sombra, surgen los fantasmas del miedo, historias que meditan fuerzas y signos, corazones angustiados,, orígenes inexpiados, lo terrible de no comprender las fuerzas del universo donde el hombre es pieza fundamental
                               La ciudad  cuyo poder terrenal a oprimido al mundo en todas las épocas, esta, bien símbolo de la madre vida que engendra todo tipo de hijos, y es en el tema madre del pueblo mexicano la imagen de “La Guadalupana”, madre universal en nuestra fe católica, lo que representa, la devoción fuente de poder, protección y energía.
                               Otros iconos: La Bandera, sangre, serpiente, serpentinas y esa dualidad herencia- esencia, Patria-hijo, Vida-muerte,  rituales y símbolos ancestrales, donde el ser,  destruye o lo destruyen terminando en  arboles que remiten a la madre sosteniendo el cuerpo inerte del hijo. Parece que habitando tales imágenes, se volviera a empezar otra vida, una vida que sería nuestra, que nos perteneciera en las profundidades del ser.
                               Y la energía del artista que viste con imágenes que hablan también en metáfora, y comunica por sus cableados  y en torres de transmisión que se proyectan al cielo desde la tierra.
                               Salvador de joven tenía una visión romántica, graba en su memoria escenas vividas para convertirlas en recuerdos de la imaginación. Nos acerca a una sociedad, que podría ser restituida, ascendida. Nos lleva  a esos mundos que nos son ajenos o que no todos conocemos, o negamos ver. Donde habita lo que restringe, margina, acecha, el denuncia en aras de la sinceridad es instrumento y portavoz del espíritu que le forma y nos da pauta a la reflexión. Será por ello que los que vivimos esas nieblas, tocando el miedo y que solo alguna luz nos guía, pero somos tan ciegos para seguirla. Su consigna, la denuncia  a la fragmentación de cuerpos y almas, el deshumanizante consumismo-capitalismo que destruye a su paso. Su trabajo pictórico nos sacude, desde su particular visión y deja en su creación  un testimonio visual, compromiso que nos atañe a todos. Hay que penetrar al fondo ideológico del Artista que comprometido con su entorno social, nos agita atmosferas,  documenta y construye sobre el espíritu enfrentándose a las palpitaciones del tiempo. Cruda realidad que con talento y valor nos muestra, y cobra vida para dar otra significativa a “Lo Humano Trascendido”.
MARICARMEN GUTIERREZ

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